Aproximadamente un 40% de las mujeres tendremos algún mioma uterino a lo largo de nuestra vida reproductiva.
Se trata de un tumor benigno, de la pared uterina, que se presenta en el aparato reproductor. También se denomina fibroma, leiomioma o fibromioma. Pueden ser únicos, pero lo más frecuente es que sean múltiples.
Algunos de los factores de riesgo para padecerlos son la herencia, la raza (más frecuentes en la raza negra), la obesidad, la perimenopausia y las concentraciones altas de estrógenos y progesterona circulantes.
La fertilidad femenina puede verse afectada por la presencia de miomas en el caso de alguno de estos factores:
• Obstrucción del progreso de los espermatozoides hacia las trompas de Falopio.
• Cambios o alteraciones de la cavidad uterina.
• Pérdida de la capacidad de contracción del útero.
• Alteraciones en el flujo sanguíneo.
Por ello, se suelen eliminar los miomas que dificulten la consecución del embarazo, además de aquellos que alteren la cavidad uterina o sean grandes, siempre a criterio del especialista. La miomectomía (su extirpación) suele realizarse mediante laparotomía, laparoscopia o histeroscopia.